Esta casa, ubicada a 1430 m.s.n.m, en una ladera del municipio de la Vega, Cundinamarca, reúne las condiciones de clima cálido para el descanso de sus propietarios y visitantes. Un gran muro de piedra de la zona es el elemento estructurante del proyecto; éste le da la bienvenida al visitante, convirtiéndose en un umbral que genera curiosidad y sorpresa al cruzarlo y que aísla sutilmente las zonas privadas de descanso, del acceso vehicular, de la carretera y de la ciudad. Una vez atravesado el umbral de piedra se abre a la vista el área social al aire libre, compuesta por la piscina, el jacuzzi y el kiosco. A manera de escenario se disponen dos volúmenes blancos de dos niveles, los cuales se amarran a la topografía del terreno, enfocados hacia el área de la piscina y con los cerros de la vega como telón de fondo. Los materiales utilizados van desde mampostería, acabados en pañete y pintura blanca, hasta muros en piedra y cemento esmaltado para los pisos: toda la carpintería en madera es teca complementada con trabajos en caña brava. Este refugio de tierra caliente tiene un carácter especial de recogimiento; es acogedor, cálido y pensado a escala humana, pero a la vez amplio, abierto e iluminado.